"Tu no eres hombre ni eres nada"

La ira te nubla los sentidos, la rabia te corroe y el amor que sentías se ha convertido en odio. Siento tristeza al ver que haces del grito un arma blanca, siento pena cuando en tus ojos tañen campanas al son de la envidia y la furia. Levantas la mano demasiado rápido, con dureza, y te plantas imponente y rígido cual si fueras una estatua, la estatua de la no libertad construida con los cimientos de la maldad y la violencia.

Tu alma se quema, tu corazón es la dura piedra dónde reside la Excalibur con la que golpeas y en tu estomago sólo hay restos de las viandas con las que te alimentaste ayer noche, temor dolor y lágrimas etiquetadas con nombre de mujer.

Y tú. ¿Tú te haces llamar hombre? ¿Tú? Tú no eres hombre ni eres nada.